El matrimonio infantil se define como un matrimonio formal o unión informal antes de los 18. Si bien es una realidad para los niños y niñas, a las niñas les afecta de manera más desproporcionada.
Las pruebas indican que las niñas que se casan temprano abandonan a menudo la educación oficial y quedan embarazadas. Las muertes maternas relacionadas con el embarazo y el parto son un componente importante de la mortalidad de las niñas de 15 a 19 años en todo el mundo, lo que representa 70.000 de muertes cada año (UNICEF, Estado Mundial de la Infancia).
El matrimonio infantil trae consigo la separación de la familia, los amigos y la falta de libertad para participar en actividades de la comunidad, lo que podría tener consecuencias sobre la salud mental de las niñas y su bienestar físico. El matrimonio infantil generalmente priva a las niñas de la educación, las mantiene en la pobreza y las pone en riesgo de violencia doméstica y sexual.
Cuando se produce, el matrimonio infantil funciona como una norma social. Casarse con niñas menores de 18 años de edad tienes sus raíces en la discriminación de género, y alienta el embarazo prematuro y sin espaciamiento; también fomenta la preferencia por la educación del varón. El matrimonio infantil es una estrategia para la supervivencia económica, ya que las familias casan a sus hijas a una edad temprana para reducir su carga económica.
Guatemala prohibió el matrimonio infantil en agosto de 2017, por lo que en el país es ilegal que cualquier persona menor de 18 años de edad se case bajo ninguna circunstancia. Aún así, un año después, las niñas continúan casándose en comunidades indígenas que desconocen la prohibición.
No existen datos para demostrar cuántas niñas se han casado desde entonces, pero las pruebas reunidas por grupos que trabajan con comunidades indígenas rurales sugieren que la práctica persiste.
“El gran desafío es trabajar en cambiar la mentalidad, las normas sociales que consideran normal ver a una niña menor de 18 años viviendo con un hombre que la mayoría de las veces podría ser su abuelo» (Emma Puig, directora de igualdad de género en América Latina)
Ante esta realidad, la Asociación Pro Bienestar de la Familia (Aprofam), ha puesto a disposición de la población una línea de orientación para adolescentes que funciona gratuitamente de 8:00 a 20:00 horas, y es atendido por personal especializado en consejería.
Las orientadoras que responden las llamadas, reciben 20 a 25 diarias, aunque el número varía. De estas, la mayoría son por consultas acerca de embarazos inesperados, para saber sobre uso de métodos anticonceptivos, problemas familiares y sentimentales.
Pienso que el matrimonio infantil es inmoral, porque para el matrimonio hay que tener cierto grado de madurez para manejarlo de una manera sana para el crecimiento tanto de pareja como personal, para que la relación sea sana y consistente haciendo todo de la mejor manera.
Por: Jaqueline Mishell Ortiz Sandoval
CORIA Guatemala
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