No se trata de tener derecho a ser iguales, sino de tener igual derecho a ser diferentes.
La definición del concepto indígena refiere que: “es el natural del país, provincia o lugar donde vive. Viene del latín indigenus, que significa nacido en el país, nativo; del hindú in, en, dentro, y de genere, engendrar, ahí engendrado”. He identificado muchas problemáticas que se enfocan en este sector de la sociedad, pero creo que además de informarnos sobre esta cuestión, es fundamental todo lo que incluye este, como, que de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se estima que la población total son 14 millones 150 mil habitantes de la República Mexicana pertenecen a alguna de las poblaciones indígenas que habitan el país, siendo los más numerosos los grupos náhuatl y maya. De estos, cuatro millones 600 mil personas son infantes.
Lo más infausto de todo lo que ocurre es darte cuenta de las horribles circunstancias que están obligados a lidiar para subsistir en la sociedad, entre una de las más frecuentes o más comunes es el trabajo infantil (Art. 32). Es decepcionante que ellos tengan auto definirse inferiores por los que los “rigen”, pues no existe ni tendría que existir un poder, economía o superioridad entre nosotros. Los propios indígenas son quienes deben auto identificarse, pues únicamente ellos saben quién es o no indígena. Ningún Estado, gobierno, autoridad o grupo político tiene el derecho de imponer una definición de quién es o no indígena (Art. 14 y 30).
Por su parte, las políticas gubernamentales hacia la población indígena, se han caracterizado por mantener las condiciones de pobreza económica y –en muchos casos– de aislamiento geográfico, El Consejo Nacional de Evaluación, citado por Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) (2012), menciona que el 79.3 por ciento de los indígenas se encuentran en pobreza extrema o moderada. Sumando a esto, la falta de educación que se presenta, la vida de los niños, niñas y adolescentes indígenas es complicada y han tenido que tomar medidas drásticas para acoplarse a los estándares que la sociedad actual exige. Más a un, además de que algunas dependencias se preocupen por este sector minoritario, tendrían que preocuparse por la mentalidad que tiene la sociedad hacia los indígenas, comenzando por sus padres (Art. 6).
Una solución inmediata –pero a la larga contraproducente– para contar con los recursos económicos necesarios para que los hijos e hijas vayan a la escuela (Art. 28), es permitir e incluso fomentar la realización de trabajo infantil y adolescente. De tal manera que llegue el día en que el “ser indígena”, no implique un obstáculo para aprender nuevos conocimientos y enseñar con dignidad y orgullo lo que se es y lo que se sabe, para el beneficio de la humanidad.
Por qué no se debe ser igual para que te acepten, tú puedes ser diferente y tendrán que aceptarte por serlo.
Escrito por: Sofía Martínez Olvera.
CORIA México.
Referencias:
- www.cndh.org.mx, “LOS DERECHOS DE LA NIÑEZ INDÍGENA”
- www.ichan.ciesas.edu.mx, “DESAFÍOS PARA LA NIÑEZ EN MÉXICO”
- www.sexenio.mx, “LA REALIDAD DE LA NIÑEZ INDIGENA EN MEXICO”
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