Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP)

Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP)

 

“Si se trata de una necesidad vital, entonces al arte y la literatura, oral y escrita, deberían tener lugar en la vida cotidiana de cada niño, cada adolescente.” (Michèle Petit)

 

En mi país, Colombia, estamos desarrollando múltiples estrategias para crear entornos protectores, una de ellas es la Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP) qué está compuesta por las bibliotecas públicas estatales de acuerdo con la definición dada por la ley 1379 de 2010 agrupadas, a su vez, en redes departamentales, distritales, municipales, rurales, de consejos comunitarios y resguardos indígenas.

 

La RNBP se fundamenta en los principios establecidos por el Manifiesto de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), sobre la biblioteca pública de 1994, las pautas de la IFLA (Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas) para el desarrollo de servicio de bibliotecas públicas del 2001 y la Declaración de Caracas para la biblioteca pública como factor de cambio social en América latina y el caribe en 1985.

 

La RNBP se articula con otras importantes redes de bibliotecas del  país como la del Banco de la República, la red de las cajas de compensación y las redes de bibliotecas comunitarias con las cuales interactúa con el fin de lograr alianzas para alcanzar la cobertura del país y trabajar cooperativamente.

 

Considerando que la Convención Sobre los Derechos del Niño de 1989 ratificada por Colombia mediante la ley 12 de 1991, la cual reconoce en su Artículo 12 el derecho de niños, niñas y adolescentes a formarse un juicio propio, a expresar libremente sus opiniones en todos los asuntos que les afecten y a tomarlas en cuenta en función de su edad y madurez. Así mismo, en su Artículo 13 proclama el derecho a la libertad de todas las formas de expresión de niños, niñas y adolescentes. Igualmente, en su Artículo 14 reconoce el derecho que tienen los niños, niñas y adolescentes a la libertad de conciencia, pensamiento y religión. También, en el Artículo 15 consagra el derecho de los niños, niñas y adolescentes a la libertad de asociación y de celebrar reuniones pacíficas, sin dejar de lado el acceso a la información adecuada como lo establece el Artículo 17. Y cabe resaltar la importancia del Artículo 32 en el que se manifiesta el derecho a saber sobre sus derechos y, sobre todo, el derecho a una educación que les permita conocerlos, Artículo 28.

 

Vivo en Pereira (Risaralda) municipio de Colombia, en donde las bibliotecas públicas promueven y empoderan a los niños, niñas y adolescentes acerca del conocimiento de sus derechos; un ejemplo claro es la biblioteca pública Ramón Correa Mejía, en la que hay espacios para las personas en situación de discapacidad y para que el público en general se sensibilice y rompa esas barreras que se le imponen a todos los que están en esta situación, con programas como: cursos de lenguas de señas, braille, diplomado en derechos humanos,  clubs de lectura y cine foros, entre otras actividades que permiten la asociación de muchas personas.

 

En la Biblioteca del Banco de la República existen herramientas como “la paz se toma la palabra”, un proyecto el cual da a entender que hablar de la paz en Colombia no presupone la ausencia de conflictos ni la existencia de un modelo del que podamos copiarla. Además de la voluntad política y de los cambios sociales que se requieren para generar procesos de paz, también necesitamos palabras para nombrar esa realidad e imágenes para imaginarla. Este es el propósito de “la paz se toma la palabra”, proyecto del cual hago parte siendo mediador cultural, utilizando las maletas viajeras que contienen libros, películas, juegos, para mediar la lectura en torno a la paz.

 

A través de La paz se toma la palabra, en nuestra ONG Viajeros Entre Letras pudimos fortalecer el poder reparador de la literatura ya que los niños, niñas y adolescentes pudieron  tener un encuentro más cercano con el libro lejos del tablero, distantes de las preguntas cerradas, transformando su actitud frente a la lectura, ya que ellos no se están preocupando por ser evaluados y esto les permitió perder su miedo a hablar en público, mejorar su autoconcepto, querer participar activamente, optimizar  la relación con sus pares, expresar con sus propias palabras ideas y opiniones, desear asistir al colegio. La oportunidad de escuchar y ser escuchados les brindó la confianza para creer más en sí mismos.

 

La lectura nos llevó a escribir y a explorarnos a fondo, mirar hacia adentro, escuchar nuestra voz interior, a encontrar nuestras propias palabras para leernos. Al principio, la lectura permite aflorar en los niños miedo y dolor, es con la misma que hacen catarsis; y es a través de ella que sanamos, transformamos y conectamos. Todo el proceso permite reconocernos, respetar nuestras diferencias; llevar a la acción lo que establecen los derechos y entender, a la vez, que estamos en igualdad de derechos.

 

La literatura nos condujo a tejer lazos, tender puentes, crear mundos posibles, pero sobre todo a empoderarnos de nuestra propia humanidad, para reconocernos como niños, niñas y adolescentes sujetos de derechos.

Escrito por: Santiago Cardona Quintero CORIA Colombia.   Bibliografía: